Hijito
Hijito,
hoy hace dos años que te apagaron tus ojitos, tu sonrisa, y contigo se fue mi
alegría, mis ganas de vivir.
Desde
aquí le pido a Dios que te tenga en la Gloria porque como hijo fuiste
excelente, como sobrino fuiste lo más grande y lo más bello para mi, como amigo
fuiste servicial, atento. Cuando necesitaba de ti ahí estabas tú. Los niños te
recuerdan mucho, tus ahijados también te recuerdan, tus amigos que han dado a
luz después de que tu te fuiste, hoy sus hijos llevan tu nombre con orgullo.
Se ponen
a hablar de ti, a recordar tantas cosas que no tenemos cuándo terminar.
Tu madre
todavía llora tu partida ya que tú eras su niño lindo y precioso y su único
hijo. Tu abuela extraña tu sonrisa, tus caricias, tu jalea de mango, tus
galletas, tu leche condensada todas las noches con ella. Tus primas no se
acostumbran todavía a que ya no estás con nosotras.
Natacha,
que fue como tu hermana desde pequeños, siempre juntos, todas las noches se
pone a ver las fotos de sus quince años, ya que tú fuiste el que se los
celebraste. Cómo olvidar tantas cosas de ti, son muchas. Tu comadre te recuerda
siempre.
Desde tu punto de vista, ¿por qué ocurren los abusos policiales? ¿Por qué generalmente se dan en las zonas populares, en jóvenes de piel morena? Reflexionemos sobre ello.